petroleo

Los fletes marítimos entre Estados Unidos continental y Puerto Rico no han venido reflejando la baja drástica habida en el precio del barril de petróleo. Esto ha tenido el efecto de mantener los precios de los productos que consumimos en Puerto Rico inalterablemente altos, contrario a lo que se esperaba con la baja del combustible. Prácticamente todo lo que se consume en este país llega por barco.

Es por eso que la UGT ve con buenos ojos que el senador Luis Daniel Rivera emprenda la gestión legislativa de citar a las compañías de transporte marítimo en la Isla, luego de que no comparecieran la semana pasada ante la Comisión de Relaciones Laborales, Asuntos del Consumidor y Creación de Empleos, que estudia el costo de los productos y servicios frente a las fluctuaciones del precio del petróleo.

Es necesario el cuestionamiento analítico de la Legislatura de por qué la baja en el barril de petróleo no ha redundado en una reducción de los precios para los consumidores, debido a que continúan altos los fletes marítimos. Los comerciantes y dueños de supermercados aducen que se han visto impedidos de pasarles algún tipo de ahorro en el costo de los productos a los consumidores porque ellos mismos no han recibido ahorros, inclusive en las tarifas que cobran las navieras así como de otras entidades de transportación de cargas.

La pregunta es por qué cuando el petróleo aumenta, hay un incremento inmediato en muchos productos por razón de que aumenta el coste de los fletes marítimos, pero cuando baja no hay una baja los consumidores no reciben un alivio en los precios por razón de que los fletes marítimos no bajan de precio.

Significativamente, no ha habido ningún impuesto o tarifas que esté impactando negativamente la industria naviera en Puerto Rico y que justifique se mantengan los mismos costos de las tarifas de transporte marítimo, a pesar de la drástica baja en el precio de los combustibles derivados del petróleo.

El problema es que con la salida del mercado de carga marítima de Horizon Lines, únicamente quedan dos empresas navieras: Sea Star Line y Crowley Maritime. Ese oligopolio en la industria de la carga marítima constituye un peligro para los mejores intereses del pueblo de Puerto Rico.

Simplemente, la situación con respecto a los mismos costos de los fletes marítimos, no obstante la baja en el precio del petróleo, es insostenible y merece una investigación de la Legislatura por las implicaciones oligopólicas de control de precios envueltas en este asunto.