Mensaje de Gerson Guzmán López en los actos del 1 de Mayo de 2016

Muy buenas tardes a todas y a todos los compañeros que nos acompañan en esta jornada donde los hombres y mujeres que constituimos la fuerza trabajadora que crea la riqueza de nuestro país honramos la memoria de los mártires de Chicago, celebramos las conquistas alcanzadas hasta el presente y denunciamos, protestamos y nos reafirmamos en el absoluto rechazo de la llamada Junta de Control Fiscal que el Congreso de los Estados Unidos pretende imponerle al pueblo trabajador puertorriqueño.

Recalco, el peso mayor de las disposiciones de la mencionada Junta cae sobre los hombres y mujeres que integramos la clase trabajadora.

Pregunto, ¿hemos escuchado que esta Junta requiera una auditoría de la deuda para descontar del pago todo aquello que se haya hecho contrario a derecho? Contesto, sobre esto la Junta guarda silencio.

Pregunto, ¿qué medidas de las que impone la Junta altera la forma en la cual los empresarios del país desarrollan sus negocios y canalizan sus ganancias? Contesto, sobre este particular la Junta guarda silencio.

Permítanme otra pregunta más, ¿los trabajadores y trabajadoras nos veremos afectados? Contesto, todos los que se han expresado desde esta tarima  han puntualizado en cómo nos afecta y tengo la certeza de que los que se expresen después de mi presentarán el largo catálogo de lo que nos costará pagarle a los llamados bonistas.

Definitivamente los señores congresistas saben muy bien cuáles son los intereses que ellos representan, saben muy bien cómo defenderlos y los redactores de sus legislación saben muy bien cómo plasmarlos.

A ninguno de los intermediarios financieros de Wall Street se le exige que devuelva las comisiones indebidas que haya recibido.

A ninguna de las personas que dilapidaron los fondos obtenidos se les pide que los reembolsen.

A nadie que mediante transacciones ilegales se haya apropiado de estos dineros se le formularán cargos y se les procesará en los tribunales.

A nosotros, los trabajadores y trabajadoras, se nos bajan los salarios, se nos arrebatan conquistas que nos han costado sangre, sudor y lágrimas. Se nos lleva a la miseria cuando llegamos a la edad de retiro. Nuestra salud y nuestras vidas, así como las de nuestros hijos y familiares, quedan a merced de lo que pueda hacer un gobierno con los chavitos que le queden una vez la paguen a los bonistas.

Si las medidas de austeridad ya impuestas, en conjunto con la pesada carga de los impuestos, que nos llevan a tributar más del 40% de nuestros ingresos, pesaban grandemente sobre nuestros hombros, ahora-con las nuevas medidas que impondría esta Junta- nos exprimirían hasta sacarnos la vida de nuestros cuerpos.

Dicho sea de paso, la Junta no dice una sola palabra de qué le va a restar a las corporaciones que dentro de la crisis se siguen llevando del país $35,000 millones de dólares anuales.

No dice nada de los bancos que nos seguirán quitando nuestras casas y hacen tres veces ganancias con nosotros, cuando financiaron su construcción, cuando hicieron nuestra hipoteca, cuando las vuelvan a vender.

Podría estar toda la tarde detallando  cómo esta Junta, o mejor dicho, cómo esta agencia de cobro nos llevará a la más grande miseria que hayamos experimentado en nuestro país si se materializa la aprobación del Proyecto 4900.

Pero me parece que el mensaje esta tarde tiene que ser otro. El mensaje tiene que ser cómo los trabajadores nos vamos a organizar en nuestros centros de trabajo, en nuestras comunidades, en nuestros pueblos y ciudades, para resistir y descarrilar las medidas que esta Junta no debe poder imponer a nuestra clase trabajadora. Ese debe ser el único punto en la Agenda del pueblo trabajador.

Las trabajadoras y  trabajadores puertorriqueños no podemos permitir que esta llamada Junta de Control Fiscal opere impunemente en Puerto Rico. La disyuntiva en este momento es extraordinariamente clara. O ellos, o nosotros. Los dos a la vez, no podrá ser.

Muchas Gracias.

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