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La buena gobernanza parte de tres áreas de Gobierno que son fundamentales, pese a las crisis económicas cíclicas del sistema capitalista. Estas áreas son: salud, seguridad y trabajo. Tienen que haber buena atención salubrista, seguridad pública y buenas oportunidades de trabajo para sus ciudadanos.

De la seguridad pública ya sabemos, porque no hay nadie que esté ajeno al serio problema de la alta tasa de criminalidad en Puerto Rico. Del desempleo en el país, ni se diga. De lo menos que se habla públicamente es de la crisis del sistema público de salud.

El periódico El Nuevo Día informa que un presupuesto reducido en los últimos años, junto a una drástica reducción en su plantilla, es reflejo de la fragilidad del Departamento de Salud y su deber ministerial de velar y proteger la salud del pueblo.

La reducción presupuestaria durante el año fiscal 2010-2011 ha sido de un 10.4%, habiendo reducciones en áreas de la agencia de hasta un 13.2%. Su plantilla ha mermado en ese mismo año fiscal en un 13.2%.

Una de las áreas más afectadas ha sido la de Reglamentación sobre Salud Ambiental, cuya disminución presupuestaria ha alcanzado un 51% en los últimos cuatro años fiscales. La misión de ese programa es controlar y eliminar factores del medio ambiente que representen riesgos para la salud pública.

Así, por ejemplo, esta drástica reducción de presupuesto y personal ha impedido que el Departamento de Salud enfrente situaciones como las actuales epidemias del chikungunyal influenza o el dengue. Ya se ha reportado la primera muerte esta temporada por influenza. El chikungunya, por su parte, es un virus que se reportó por primera vez en mayo aquí en Puerto Rico, y ya se ha convertido en una verdadera epidemia de ha afectado a una gran proporción de la población del país.

En el caso del dengue, la epidemia produce entre 3,000 a 9,000 casos sospechosos en períodos no epidémicos y más de 20,000 durante las epidemias. Tanto las epidemias de chikungunya, influenza y dengue han causado, no únicamente serios problemas de insalubridad, sino grandes pérdidas económicas en el país, debido a ausentismo a sus puestos de trabajo por tales contagios por parte de la fuerza laboral.

La situación en Salud es tan grave que en todo Puerto Rico hay tan sólo 180 inspectores ambientales a cargo de realizar cerca de 35 diferentes tareas, como inspecciones ambientales y supervisión de establecimientos de comida en todo el país.

No prestar la debida atención al Departamento de Salud es una verdadera irresponsabilidad de cualquier administración gubernativa de turno. No hay excusas para desatender la salubridad del país. El déficit fiscal no puede ser una de ellas. Hay que fijar prioridades en la gobernanza del país.