U.S. Democratic presidential candidate Senator Barack Obama attends Cuban Independence Day celebrations in Miami

Durante sus ocho años en la presidencia de los Estados Unidos de América el presidente Obama había sido una promesa que nunca se cumplía. Su propuesta de un Plan de Salud Universal todavía está a medio camino y su compromiso con los emigrantes no ha dejado satisfecho a nadie. El que fuera ganador del Premio Nobel de la Paz, ha resultado tan belicoso como sus antecesores y para cerrar su ciclo presidencial, apenas comienza a estabilizarse la economía. Una y otra vez la clase trabajadora norteamericana ha esperado de él reformas significativas que nunca se han verificado. Por las anteriores razones no deja de sorprender la noticia que hoy, y por los próximos días, ocupará las primeras planas de todos los medios noticiosos.

Definitivamente la propuesta de Obama de dar un paso de avance en la normalización de las relaciones con Cuba será el hecho más recordado de su anodina presidencia.

En su discurso de este miércoles, según ha sido reseñado en medios internacionales, el presidente Barack Obama declaró el fin de lo que llamó “el enfoque desactualizado” hacia Cuba.

“El aislamiento no ha funcionado” dijo Obama. “Es momento de un nuevo enfoque”.

En un comunicado publicado previamente, Washington reconoció que décadas de aislamiento de Cuba por parte de Estados Unidos, no lograron cumplir el objetivo de “promover la emergencia de una Cuba democrática, próspera y estable”.

Indicó que en ocasiones, la política estadounidense hacia Cuba “aisló a Estados Unidos de sus socios regionales e internacionales, restringió nuestra capacidad para influir en medidas del hemisferio Occidental”.

“No podemos seguir haciendo lo mismo esperando un resultado diferente”.

“Hemos elegido cortar el ancla del pasado, porque es absolutamente necesario lograr un mejor futuro: para nuestros intereses nacionales, para el pueblo estadounidense y para el pueblo cubano”.

Mientras Obama hablaba en Washington, Castro se dirigía a su propia nación en La Habana.

La Casa Blanca enumera una lista de lo que llama “los elementos principales del nuevo enfoque del presidente para el establecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba”.

Estos incluyen:
Inicio “inmediato” de discusiones con Cuba para restablecer relaciones diplomáticas, suspendidas en enero de 1961.

Restablecimiento de una embajada en La Habana y la puesta en marcha de intercambios y visitas de alto nivel entre los dos gobiernos.

Trabajo conjunto en asuntos “de preocupación mutua” como la migración, lucha antinarcóticos, protección ambiental, tráfico de personas, entre otros.

Incrementar el contacto de las poblaciones y mejorar el libre flujo de información “hacia, desde y entre la población cubana”.

Facilitar una expansión en el movimiento de los viajes con la emisión de licencias para personas autorizadas.

Establecer cambios para permitir que estadounidenses ofrezcan entrenamiento empresarial a empresas privadas cubanas y pequeños agricultores.

Facilitar el envío de remesas desde Estados Unidos hacia Cuba: habrá un incremento en el límite de dinero que se permitirá enviar de US$500 a US$2.000 por trimestre -excepto a ciertos funcionarios del Partido Comunista- y ya no se requerirá una licencia específica para los fondos de apoyo para el desarrollo de empresas privadas en Cuba.

Ampliación de los permisos comerciales para ventas y exportación de ciertos productos y servicios desde Estados Unidos, como materiales para construcción y equipo agrícola para pequeños agricultores.

Autorización para que ciudadanos estadounidenses importen productos desde Cuba, como productos de tabaco y alcohol por valor de hasta US$400.

Facilitar las transacciones autorizadas entre Estados Unidos y Cuba, como el procesamiento de transacciones financieras y el uso de tarjetas de crédito y débito para viajeros en Cuba.

Iniciar esfuerzos para facilitar el acceso de los cubanos a las comunicaciones, incluido internet, tanto dentro de Cuba como desde Cuba a Estados Unidos y el resto del mundo. Para ello se autorizará la exportación comercial de ciertos dispositivos de comunicaciones, software, aplicaciones y hardware.

Revisar la forma como se aplican las sanciones a Cuba en terceros países: incluidos otorgar licencias para ofrecer servicios y transacciones financieras a individuos cubanos en terceros países y permitir que embarcaciones extranjeras entren a Estados Unidos después cooperar en ciertos intercambios humanitarios con Cuba.

Iniciar una revisión de la designación de Cuba, en 1982, como “estado patrocinador del terrorismo”: se lanzará una revisión “inmediata” sobre el asunto que será entregada al presidente en seis meses.

Participación de Barack Obama en la Cumbre de las Américas en Panamá en 2015, donde los derechos humanos y la democracia serán asuntos clave y donde se permitirá la participación de la sociedad civil cubana y la sociedad civil de otros países.

Mayor compromiso para incrementar el apoyo de Estados Unidos a la mejora de las condiciones de los derechos humanos y reformas democráticas en Cuba.

Ciertamente la presentación de esta agenda, así como la liberación de los respectivos prisioneros asociados a actividades de espionaje, aseguran al mandatario norteamericano un lugar en la historia de su pueblo.

Por nuestra parte observamos con optimismo la normalización de las relaciones entre ambos países y apostamos a que las mismas contribuyan a desarrollar unas relaciones más estrechas y productivas entre ellos y nuestra Isla de Puerto Rico.