Una de las conquistas más significativas de la clase trabajadora es la que se refiere a la legislación que garantiza lugares de trabajo seguros, saludables y libre de riesgos.
Partiendo de esa legislación, que establece la política de los estados modernos, los sindicatos hemos asumido la responsabilidad de hacer formar parte de nuestros Convenios Colectivos normas y reglamentos que apliquen específicamente a cada uno de los talleres donde representamos a los trabajadores y trabajadoras.
Es importante recalcar la importancia de estas normas y reglamentos. La evaluación de la calidad del aire donde trabajamos, la disposición de materiales tóxicos, el manejo de sustancias peligrosas, la aplicación de estrictas normas de seguridad en los procedimientos y en la operación de maquinarias, entre otras disposiciones, tienen el efecto de prevenir las enfermedades ocupacionales, limitar a un mínimo el desarrollo de condiciones discapacitantes, la ocurrencia de accidentes y la muerte como consecuencia de éstos.
Todos sabemos el valor del higienista en nuestros en nuestros centros de trabajo. Los patronos, cuyo interés primordial está centrado en la producción, tienen la tendencia a relajar las medidas de salud y seguridad para lograr aumentar los niveles de producción y reducir sus costos operacionales.
Por nuestra parte tenemos que mantener una actitud asertiva que nos permita desarrollar el trabajo y a la misma vez garantizar nuestra integridad física. Esta lucha por hacer valer nuestro derecho a la salud y la vida es de carácter permanente.
En los pasados días hemos visto una forma adicional de cómo la llamada Ley de Sostenibilidad Fiscal y la Ley 66-2014, han menoscabado nuestro derecho a trabajar en lugares seguros y saludables.
Públicamente los Celadores de Líneas y los empleados de las Oficinas Comerciales de la AEE han denunciado la pretensión de sus supervisores de que realicen tareas de alto riesgo, sin cumplir con las normas de salud y seguridad negociadas y acordadas en su Convenio.
Debemos recordar que, como resultado de las referidas leyes, se han retirado de la Corporación Pública casi un millar de trabajadores. Precisamente los de mayor experiencia y conocimientos. Ante esa realidad, y presionados por las directrices de la legislación de no reclutar personal, los supervisores de la AEE han optado por la composición irregular de grupos de trabajo, lo que podría dar lugar a accidentes de carácter fatal.
El sindicato que representa a estos trabajadores le ha planteado al patrono el riesgo que las instrucciones de trabajo emitidas representa para la salud y la vida de los unionados. Como respuesta el patrono ha insistido en hacer prevalecer sus temerarias directrices. Para salvaguardar su salud y su vida los compañeros no han tenido otra alternativa que lanzarse a la calle a denunciar la incorrecta actitud patronal.
Al expresar nuestra solidaridad con los obreros y obreras que desde el Taller y la Calle dan la lucha por sus derechos en la Autoridad de Energía Eléctrica, hacemos un llamamiento al Gobierno para que deponga su actitud criminal y desista de las prácticas violadoras del Convenio Colectivo y las leyes de protección al trabajador.
También hacemos un llamamiento a todos los compañeros y compañeras de la Unión General de Trabajadores a mantenerse alertas en sus respectivos centros de trabajo para garantizar el estricto cumplimiento con las normas de Salud y Seguridad. De esta forma estamos enviando un claro mensaje a nuestros patronos de que no vamos a ser tolerantes con ninguna medida que atente contra nuestra salud y nuestras vidas en los centros donde desarrollamos nuestra actividad laboral.
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