Nelson Mandela fue el prisionaro número 46664. Oscar López Rivera es el prisionero 87651-024. Mandela estuvo 27 años y medio en prisión. Oscar López Rivera va ya para 33 años de encierro, 12 de los cuales los ha pasado en solitaria aherrojado en calabozo. Ese encierro ha hecho apreciar cada minuto de su vida al prisionero 87651-024.
En momentos históricos cuando ha habido un intercambio de prisioneros políticos entre Cuba y Estados Unidos que ha dado paso al restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales entre ambos países, el prisionero 87651-024, el preso político por más tiempo encarcelado en el mundo, no pierde la esperanza de pisar nuevamente algún día el suelo que le vio nacer, su San Sebastián natal, y el lugar donde desde la diáspora pudo entender la realidad colonial de su patria: la ciudad de Chicago.
A diferencia de Mandela, la distancia ha sido la única constante en la vida de Oscar López Rivera: distancia de su familia, distancia de sus amigos y distancia de su lar nativo.
El Gobierno de Estados Unidos se ha ensañado con él. Saña por el único delito de luchar por la independencia y soberanía de su patria: Puerto Rico. El único delito al cual las autoridades estadounidenses se les ocurrió acusarlo fue el de conspiración sediciosa contra el coloniaje de su pueblo.
Treinta y dos años ya purgados en prisión por amor a lo más sagrado: la libertad de su pueblo. Ha expiado más años en prisión que el admirado hoy libertador del yugo del apartheid, Nelson Mandela.
Para los esbirros imperialistas de Estados Unidos este confinado puertorriqueño no tiene nombre. Su única identidad para ellos es prisionero 87651-024. Creen haberle robado su identidad y el tiempo con aherrojarlo en una prisión. Se equivocan. Él ya lo ha advertido: “me tienen preso, pero el tiempo va a ser mío”. ¡Claro que sí! El tiempo es totalmente suyo y de todo un pueblo: porque su tiempo es parte de la historia de una nación. Su tiempo, sus 32 años en prisión, pertenecen también a un pueblo que le espera con añoranza.
Si hay algo que sus carceleros no le podrán robar es su valiosísimo tiempo. Un tiempo que ha sido muchísimo más valioso en prisión que el de sus carceleros en la libertad. Porque el tiempo no se mide por el espacio, por estrecho que sea el de las mazmorras en que está encerrado. El tiempo se mide por su significado. Y el tiempo en prisión de quien para sus carceleros es simplemente el prisionero 87651-024 ha tenido un significado histórico que rebasa las paredes y murallas de la prisión que lo aherroja. Su tiempo rebasa el tiempo. Tiene visos de eternidad.
Para los carceleros del imperialismo yanqui, el prisionero 87651-024 es únicamente un número y para el pueblo puertorriqueño el amado patriota Oscar López Rivera, a quien su gente espera ansiosamente en su tierra y exige del presidente de Estados Unidos su pronta excarcelación.
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