Puerto Rico Paro Nacional

En el mes de marzo de 2009, recién estrenada la administración de Luis Fortuño, se aprobó la nefasta Ley 7 de Despidos que eventualmente lanzó a la calle a 30,000 empleados públicos. Equivocadamente los asesores del entonces gobernador razonaron que realizar los despidos temprano en el cuatrienio les evitaría pagar el costo político en las próximas elecciones. El impacto de esta medida, la primera de otras leyes dirigidas a impulsar el proyecto neoliberal de corte republicano en el mandato fortuñista, habría de perseguirlo a lo largo de sus cuatro años en el poder y finalmente, habría de costarle la re elección.

Desde el punto de vista de los trabajadores, el enfrentamiento a los efectos de dicha legislación constituye un importante capítulo de nuestra reciente historia laboral que nos ha permitido asimilar valiosas lecciones. La movilización, la utilización de los tribunales y el enfrentamiento directo a los mecanismos represivos del estado, nos brindaron victorias parciales y derrotas de las cuales hemos obtenido valiosas lecciones.

Para la Unión General de Trabajadores, y para todo el movimiento obrero, la Ley 7 de Despidos constituyó la punta de lanza de una ofensiva anti sindical, debilitando nuestras matrículas, cuyos efectos todavía perduran. La credibilidad en las promesas de cambio positivo para los trabajadores que promulgaban los partidos que tradicionalmente han administrado el País se esfumó para siempre.

En respuesta a esa realidad, los trabajadores reconocimos y llevamos ante los tribunales, nuestro derecho a promover una acción política independiente que nos permita llevar a los puestos directivos del país a representantes que respondan a nuestros particulares intereses y no necesariamente a los que representan a la clase patronal.

La realidad que vivimos en el presente los trabajadores, frente al gobierno, no está muy distante de las leyes que se aprobaron en el pasado. Tal y como un día se nos dijo que la Ley 7 era necesaria para conjurar la crisis fiscal y económica del país, hoy se nos dice que la Reforma Contributiva es la solución de nuestros males. Y de la misma manera que la Ley 7 lo que hizo fue hundirnos más en el pantano de la crisis, no tenemos la menor duda que la propuesta reforma y la imposición del IVA nos llevaran por el mismo camino o tal vez nos vaya peor.

La consigna, ante esta nefasta legislación y las subsiguientes de igual naturaleza, es Prohibido Olvidar. Con firmeza, militancia y acción consciente y consecuente los trabajadores organizados vamos a dar las luchas que sean necesarias para hacer valer nuestros derechos y garantizar una vida digna para nuestras familias.


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