Hay un dilema estratégico fundamental. ¿Es acaso necesario resolver primero el problema fiscal para, entonces, solucionar el problema económico?. O viceversa.
Lo inmediato parecer ser la falta de flujo de efectivo en el Gobierno y la insuficiencia de recaudos fiscales para cumplir con la obligaciones del servicio a la deuda pública de $72,000 millones y los gastos operacionales ordinarios. La primera quincena de noviembre no parece confrontar problemas fiscales, pero de la segunda quincena de noviembre en adelante se intensifica la crisis de insuficiencia de fondos presupuestarios.
El problema es que las medidas de ajuste fiscal propuestas, como la que se contempla de reducir beneficios laborales o reducir la jornada de trabajo a los empleados públicos, repercute adversamente en la economía al reducir los gastos de consumo en el comercio y relentizar la economía. La fuerza laboral gubernamental es determinante en la economía del país. Reducir el ingreso per cápita de los empleados públicos tiene un efecto negativo inmediato en la economía.
Las alternativas de buscar un nuevo paradigma de desarrollo económico para el país son, por su naturaleza, más a largo plazo. Pero es un asunto necesario, prioritario e inaplazable que no debe esperar y posponerse más. No se trata de decir, vamos a arreglar el problema fiscal y después procederemos a buscar soluciones económicas. Son asuntos correlacionados y concomitantes. Para solucionar la deficiencia fiscal por falta de ingresos al presupuesto es fundamental resolver el problema económico.
Es inentendible que la deficiencia de flujo de efectivo en el Gobierno se siga achacando por el Secretario de Hacienda, Juan Zaragoza Gómez, a la falta de acceso crediticio a los préstamos a corto plazo de pagarés en anticipación de contribuciones e ingresos (TRANs, por sus siglas en inglés) del Estado Libre Asociado.
El Gobierno de Puerto Rico ha recurrido a estos préstamos ante la necesidad de efectivo que tiene el gobierno debido a la ausencia de las usuales fuentes de liquidez. Estas son las líneas de crédito y préstamos que emitían bancos locales y extranjeros).
Cómo es posible la persistencia de falta de flujo de efectivo en el Gobierno, luego del incremento al IVU (Impuesto de Ventas y Uso) de un siete al 11.5 por ciento, de la imposición de la llamada “crudita” (el ajuste al impuesto sobre el barril de petróleo y sus derivados) con el fin de allegar mayores ingresos al fisco para evitar, precisamente ese problema.
Lo que puede interpretarse de esto es que el problema económico (los más de nueve años de recesión económica que es ya considerada una depresión) ha derivado en una reducción de ingresos al fisco que no ha permitido, a pesar de haber abrumado al pueblo con mayores impuestos, resolver la crisis fiscal. Esto demuestra la concomitancia del problema económico sobre la crisis fiscal. De la crisis económica se deriva el problema de déficit fiscal.
Entonces, sigue habiendo un problema estratégico fundamental en cuanto a si priorizar la solución del déficit fiscal primero para luego resolver el problema de agotamiento del paradigma de desarrollo económico del Estado Libre Asociado y buscar un nuevo paradigma.
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