deuda

El discurso del gobernador Alejandro García Padilla es sumamente contradictorio. Mientras dice que la deuda es impagable al ritmo actual del desempeño y crecimiento económico de Puerto Rico, por otro lado autoriza el pago en días recientes de $1.900 millones, entre ellos $415 millones, en principal e intereses, de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). Eso representa alrededor del 19.3% del asignado presupuesto para este nuevo año fiscal. De repente aparece el dinero para pagar la deuda.

Entretanto, el gobernador García Padilla atribuye falsamente a los beneficios de licencia de 30 días de vacaciones, licencia de 18 días por enfermedad y 14 días feriados al año de los empleados públicos como la razón de que no se haya podido sacar a Puerto Rico del atolladero económico en el que se encuentra. Sin embargo, estos beneficios de días por enfermedad, derecho a un período de descanso al año y días feriados representan una ecuación contable sumamente insignificante del problema económico y fiscal de Puerto Rico. Hay muchas otras medidas correctivas gerenciales del Gobierno sumamente más significativas que si se ponen en vigor representarían un ahorro verdaderamente valioso para erradicar el déficit fiscal.

Si los beneficios laborales a los trabajadores fueran una ecuación determinante para el desarrollo y competitividad de una economía, entonces Finlandia, Suecia, Noruega, Alemania, Dinamarca y otros países de Europa, que tienen mayores beneficios que el propio Estados Unidos, no fueran países de un desarrollo económico y competitividad envidiables y que colocan sus economías entre las primeras del mundo en niveles de eficiencia. Por el contrario, países del Tercer Mundo donde los derechos laborales son mínimos o inexistentes estuvieran entre los más desarrollados económicamente.

Ese es el discurso hueco y carente de lógica del gobernador García Padilla al enfrentar la crisis fiscal y económica de Puerto Rico. Empobreciendo al país y a su clase trabajadora no se resuelve el problema económico y fiscal del país.

Sería más provechoso que el Gobernador pusiera atención a los errores fiscales en los que ha incurrido Puerto Rico que destapa el Informe Krueger. Estos han sido, entre otros, una falta de transparencia, datos dudosos, y proyecciones de recaudos demasiados optimistas. La falta de información fiable ha repercutido en deficiencias en la ejecución de los distintos presupuestos gubernamentales aprobados y en una erosión de la confiabilidad de los mercados.

Se pretendió hacer magia y malabares con los datos oficiales para elaborar los presupuestos, lo cual ha impedido descifrar el déficit fiscal a ciencia cierta. Lo que se hizo fue encubrir parte del problema real. No ha habido voluntad para poner los datos en un formato estandarizado y entendible por todos, para luego publicarlos regularmente.

El Grupo de Trabajo para la Recuperación Económica de Puerto Rico que el Gobernador creó en su más reciente Mensaje Especial tendrá que hacer cambios radicales en la forma en que se trabajan las finanzas del Gobierno y las estadísticas oficiales sobre la economía para poder proveer y proyectar mayor transparencia y credibilidad.

Tener mejores estadísticas no es un lujo. Si ellas el país camina a ciegas La falta de datos fiables ha provocado, según los economistas que trabajaron en este Informe, que los presupuestos del Gobierno se basen en proyecciones demasiado optimistas. Los ingresos reales siempre se han quedado cortos por $1.5 mil millones por año (un 15% del presupuesto original).

Los presupuestos gubernamentales también subestiman los reintegros de las retenciones en exceso que debe devolverse a los contribuyentes de las planillas radicadas el año anterior.

Por otro lado, los ingresos tributarios se han reducido marcadamente en comparación con el Producto Nacional Bruto (PNB) nominal. De 15% del PNB en 2006 a 12% del PNB actualmente. Debido a las deficiencias en el presupuesto, a mitad del año fiscal la Oficina de Gerencia y Presupuesto (OGP) disminuye su proyección de recaudos y asigna una cantidad máxima para gastos más baja a las agencias. El resultado es que las agencias siguen gastando y acumulan deudas por pagar que se quedan “stand by” de forma temporal en el Departamento de Hacienda. Las dilaciones en el pago a los suplidores han sido denunciadas con mucho apremio en el caso de los proveedores de Mi Salud.

El Informe es concluyente en cuanto a que Puerto Rico no tiene cómo ni con qué pagar su astronómica deuda pública, tal y como los pagos han sido negociados. Por lo tanto, se impone la necesidad de reestructurar y renegociar los términos de la deuda, contrario a lo que hizo en días recientes con los pagos de $1,900 millones a la deuda.

Pretender volver al pasado de un modelo económico ya obsoleto de postguerra, basado en inversión de capital por invitación, con exención contributiva y mano de obra barata, es llana y simplemente una ridiculez que no tiene cabida en el mundo de hoy.

Ese paradigma de desarrollo económico sirvió parcialmente para un Puerto Rico en transición de una economía agrícola a un proceso de industrialización.

El Puerto Rico de hoy es otro. Estamos ahora en un período postindustrial en el que hacen falta otras herramientas económicas para ser competitivos en los nuevos mercados. Y como los problemas estructurales se resuelven corrigiendo las fallas de su estructura, en este caso de su estructura económica, no podemos, entonces, pretender retroceder al pasado para intentar comenzar nuevamente desde cero otra vez.

Es por eso que la UGT rechaza categóricamente esas propuestas neoliberales de empobrecimiento de la clase trabajadora, que no tienen otro propósito que enriquecer aún más al gran capital y ensanchar y ahondar el abismo entre pobres y ricos, arrasando con la denominada clase media, la cual se formó en Puerto Rico por los trabajadores diestros mejor remunerados.
Decimos, por lo tanto, no al paquetazo neoliberal de los ex cachanchanes del FMI. Debemos estar listos para dejar sentir nuestro rechazo público a estas propuestas anti obreras.

Ya los trabajadores hemos aportado muchísimo a la cuota de sacrificios. Que aporten ahora los que más tienen: el gran capital de las transnacionales que repatrian sus ganancias de aproximadamente $35,000 anuales adquiridas aquí a sus matrices en Estados Unidos.


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