El endeudamiento público no es un problema per se para un país. Inclusive, si supera por mucho su Producto Interno Bruto (PIB). Tanto es así que la deuda pública de la primera potencia económica del mundo, Estados Unidos, es equivalente al 233% de su PIB. Pero hay países que siguen siendo potencias económicas mundiales cuya deuda pública supera su PIB por más de 300%.
El país más endeudado es Japón, con una deuda que equivale al 400% de su PIB. Le sigue Irlanda, Singapur, Portugal y Bélgica con endeudamientos públicos tres veces mayor que su PIB. En esa categoría están también los Países Bajos (325%). Potencias mundiales económicas y militares como Reino Unido y Francia han contraído deudas públicas superiores a su PIB en 280% y 252%, respectivamente.
Países de los que se habla tanto, como Grecia y España, endeudados 317% y 313% por encima de su PIB, no están en crisis debido al monto de sus deudas, sino a que sus economías no mantienen un ritmo productivo y de crecimiento que garanticen el cumplimiento de los pagos a los bonistas.
Un informe realizado por la consultora McKinsey & Company, que examinó la evolución de la deuda pública, privada y familiar en 47 países, muestra que en los últimos siete años la deuda mundial ha crecido en más de 57,000 millones de dólares.
Este creciente endeudamiento se ha convertido en un elemento estructural de la economía mundial, pero la situación de la deuda no afecta por igual a todos los países, señalaron los responsables del informe.
La deuda pública de Puerto Rico es de unos $73,000 millones, el cien por ciento de su Producto Nacional Bruto (PNB), por no hablar de su PIB que es otra cosa. Esto es así, ya que las ganancias generadas por empresas multinacionales estadounidenses que operan en Puerto Rico obedecen, principalmente, a ventas realizadas por esas mismas compañías a través de todo el mundo, pero que se registraron en territorio puertorriqueño para obtener los beneficios contributivos que se ofrece aquí. En otras palabras, esas ganancias no se generaron como consecuencia de ventas realizadas en Puerto Rico, sino que solamente se contabilizaron en los libros de las subsidiarias de esas empresas americanas con sede en la Isla.
El problema de Puerto Rico es que su economía ha caído en una depresión desde hace ya nueve años. Su modelo de desarrollo económico se agotó; es ya obsoleto. Con un decrecimiento económico de décadas, Puerto Rico no cuenta con la capacidad económica para pagar la deuda contraída. Su déficit fiscal es de tipo estructural, porque no hay capacidad para generan los recaudos al fisco necesarios para cumplir con el servicio anual a la duda (el pago de intereses).
Es la misma situación por la que atraviesa Grecia y en casi igual proporción, España. Grecia ha decidido políticamente reestructurar su deuda y deshacerse de las medidas de ajuste económico y fiscal que la Troika europea (la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) le ha impuesto como condición para seguirle prestando dinero.
Puerto Rico se encuentra en un callejón económico sin salida. Ha llegado a un punto en que no habrá más remedio que reestructurar su deuda. Una deuda que ya es impagable, no tanto por su monto, sino porque su economía se ha debilitado a tal punto que los ingresos al fisco no son suficientes para el cumplimiento de los acuerdos pactados con los bonistas. Tan sencillo como eso.
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