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El fundador del Departamento de Ciencias Marinas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), Máximo Cerrame Vivas asegura que una precipitación pluvial que acumule una pulgada de agua y que cubra una extensión de tierra de un acre representa la cantidad de 27,154 galones o 113 toneladas de agua. Si se estima que una persona requiere 30 galones de agua al día, una precipitación pluvial de una pulgada de agua en una extensión de un acre atendería la necesidad de 905 personas, según él.

El promedio de lluvia en Puerto Rico es de entre 70 y 75 pulgadas por año. Calcula Cerrane Vivas que setenta y cinco pulgadas anuales de lluvia sobre la extensión geográfica de Puerto Rico ascendente a 2,215,090 acres es el equivalente a más de 4 billones (en el valor numérico latino) de galones de agua anuales (trillones en el valor numérico anglosajón). Esto, a su modo de ver, constituye muchísima más agua que la que la población de Puerto Rico necesita.

¿Qué sucede, entonces, con toda esa agua? El 61% se utiliza para servir agua potable a la ciudadanía a través del sistema de acueductos. El otro 39% se derrama en nuestros acuíferos (manantiales, ríos, quebradas, riachuelos o vuelve a la atmósfera mediante evaporación y transpiración.

La extracción de agua de fuentes superficiales y subterráneas por parte de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) aumentó entre 1960 a 2010 de 100 millones de galones diarios a aproximadamente 675 millones de galones diarios en 2010.

Empero, la propia AAA admite que cerca del 60% del agua que se procesa para matar los microorganismos dañinos al ser humano y servirse como agua potable se pierde por los salideros o filtraciones del acueducto y representa una pérdida económica para esa corporación pública. Esta pérdida de agua no facturada ronda los 77.1 millones de galones diarios.

Hay otro grave problema que no se ha atendido como es debido y es el de la sedimentación de nuestros embalses. En Puerto Rico hay 20 embalses para procesar agua potable de la AAA. La gran mayoría de ellos están sumamente sedimentados y reducido considerablemente su capacidad de almacenaje de agua. Por ejemplo, Dos Bocas ha perdido 67.7% de su capacidad original de almacenaje de agua debido al sedimento en el fondo acumulado que acorta su profundidad. La pérdida de capacidad de almacenaje de agua en Carraizo es de 42.7%. Hay embalses como Prieto y Yahuecas cuya pérdida de capacidad de almacenaje es de 87.5 y 83.3 por ciento, respectivamente.

Si esta situación de los salideros y de la sedimentación de los embalses se hubiera atendido a tiempo y minimizado, hoy la población puertorriqueña no tuviera que someterse a un racionamiento de agua potable, a pesar de la sequía actual, porque tuviéramos suficiente agua en los embalses todavía para suplir el servicio a la población. Podríamos aguantar un período más prolongado de sequía en el país que el corto período que ahora se convierte en crisis y días de racionamiento del servicio de agua potable.