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Propias de un Gobierno de ocupación, las medidas draconianas que está tratando de imponer a Grecia ahora el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la cúpula de la Unión Europea, encabezada por le Alemania de la presidenta Ángela Merkel, desató el repudio del pueblo griego por un 61% en el reciente referéndum. Se trata de recortes horizontales en los salarios, las pensiones y los subsidios, la reducción de todos los gastos sociales, la destrucción de la Sanidad y la Educación públicas, el desmantelamiento de la Administración pública y de los sistemas de seguridad social y, sobre todo, los nuevos y fuera de toda lógica aumentos de los impuestos, que literalmente exterminan a las clases media y baja. Simultáneamente, en el sector laboral ya ha comenzado el debate sobre una serie de ajustes que, de ser aplicados, harán retroceder la legislación laboral del país al siglo XIX.

Un rápido vistazo a la crisis griega demuestra que no dista mucho de la que se vive actualmente en Puerto Rico. No es que habremos de llegar al nivel de la crisis griega si no se toman las medidas de austeridad y constreñimiento económico que el señor Gobernador repite como el papagayo de los ex cachanchanes del Fondo Monetario Internacional que él mismo contrató masoquistamente con dinero público del Gobierno de Puerto Rico. Es que ya estamos en la misma hondura de la crisis de Grecia. O tal vez peor, debido a un paradigma de desarrollo económico obsoleto y sumamente agotado al que se insiste estúpidamente en revivir.

En Grecia, las medidas de austeridad supuestamente están dirigidas a conseguir la recapitalización fiscal en un solo plazo de 31.5 mil millones de euros, que supuestamente es absolutamente necesario para evitar la quiebra y para la supervivencia del país. Según la propaganda oficial, este dinero ayudará a la reactivación de la economía, dinamizando el mercado y resolviendo el problema del efectivo disponible del Estado (igualito a lo que sucede en Puerto Rico). Sin embargo, es bien sabido que ni un céntimo de los 31.5 mil millones de euros se destinará a salarios y pensiones, mientras que un porcentaje insignificante se destinará a la economía real: los 25 mil millones se destinarán a la recapitalización de los bancos, los 3.5 mil millones para pagar los bonos con vencimiento y el resto se destinará al pago de la deuda del Estado a financiar a varios capitalistas.

De todas las “inyecciones de liquidez” anteriores, ya sea en efectivo o en forma de garantías estatales, que desde 2008 llegan ya a los 168 mil millones de euros, los bancos no han puesto ni un céntimo en la economía real.

En el caso de Grecia, la recesión ha llegado a su quinto año consecutivo. En Puerto Rico lleva nueve años consecutivos. La reducción del PIB de Grecia a causa de la recesión alcanzaba estimadamente en 2013 el 4.2 %. En el caso de Puerto Rico, la recesión ha representado una reducción similar de su Producto Nacional Bruto (PNB).

Aparte de la recesión, son verdaderamente espeluznantes las cifras de la tasa de desempleo en Grecia, pero las de Puerto Rico no se quedan atrás, tomando en consideración que en el caso puertorriqueño la tasa de participación laboral apenas alcanza el 40% y que la fuerza laboral ha ido decreciendo significativamente a causa del estrepitoso éxodo de boricuas a Estados Unidos.

No, señor gobernador García Padilla. No es que si no aceptamos las mismas medidas de austeridad y constreñimiento económico para el pueblo que proponen sus asesores del FMI llegaremos al mismo nivel de la crisis económica y de impago de la deuda externa de Grecia. Es que ya estamos en ese mismo nivel de crisis.


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