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Un nuevo accidente en la Autoridad de Energía Eléctrica ha cobrado la vida de un trabajador y ha puesto en estado de gravedad a su compañero de labores. Hace apenas tres meses dos trabajadores perdieron la vida en otro accidente en una planta generadora y tres más resultaron con heridas y quemaduras que los mantuvieron un largo período hospitalizados. Estos  dos accidentes, que por su particular naturaleza trascienden ante la opinión pública, vienen a sumarse a cientos de ellos que sólo son de conocimiento de quienes los sufren y de sus familiares. Hoy la AEE es la empresa con el mayor récord de accidentes del trabajo en Puerto Rico.

La sistemática reducción de personal, el abandono de los proyectos de conservación y mantenimiento de las estructuras y las líneas de transmisión eléctrica, la desarticulación de las brigadas de servicio, el deterioro sin reemplazo de materiales, la ausencia de una cultura de seguridad, la reiterada violación de las normas de seguridad por parte de la gerencia y la negativa de los supervisores para cumplir con la debida planificación del trabajo apuntan a ser las causas de tantos lamentables accidentes.

Ante un problema de tal magnitud, la actitud cínica de la dirección de esta corporación pública, pidiendo comprensión porque es una empresa de alto riesgo, merece el repudio de todo el pueblo puertorriqueño. Aceptar esta deplorable visión gerencial es aceptar que los trabajadores vamos a nuestros trabajos a morir. No podemos imaginarnos a estos personeros de la AEE dirigiendo una facilidad médica, donde trabajan muchos de nuestros compañeros, pasando por alto las normas sanitarias bajo las cuales trabajamos. La contaminación y las enfermedades serían la orden del día.

Para complicar aún más la precariedad con la que hoy trabajan los empleados de la Autoridad de Energía Eléctrica, la gerencia de la misma ha dispuesto, al amparo de la Ley 66 del 2014, la suspensión de la licencia por enfermedad. Ahora, quienes se accidenten y por la naturaleza de los daños recibidos excedan los términos básicos, quedaran totalmente desamparados, al igual que sus familias.

Al expresar nuestras condolencias a los familiares de los compañeros mártires del trabajo en la AEE y a sus compañeros de labores, también hacemos un enérgico llamamiento al Gobierno para que actúe con el mayor sentido de responsabilidad y respeto a la vida humana, ordenando a la gerencia de esta corporación pública el cumplimiento estricto de las normas de salud y seguridad y a tomar las medidas pertinentes, al costo que sea necesario, para que no tengamos que sufrir la pérdida de una vida más por causa de su proverbial negligencia. No vamos al trabajo a morir.