Para el presidente de la Unión General de Trabajadores (CPT), Gerson Guzmán López, el origen del problema fiscal y de impago de la deuda pública de Puerto Rico radica en la debilidad de su paradigma económico que convirtió al país en “vitrina de América por razones circunstanciales de una determinada coyuntura histórica, pero que ya es obsoleto y denota caducidad, tanto como su paradigma político colonial, al que se hace necesario ya buscar alternativas.

Según Guzmán López, el problema de Puerto Rico no es el monto de $70,000 millones de su deuda pública, sino que la declinación e insuficiencia de su economía que no genera capacidad de pago de sus compromisos de pago de sus acreencias, principalmente las de corto plazo.

Aseguró el dirigente sindical que la deuda pública per cápita de los puertorriqueños, ascendente a $28,000 no es una de las más altas del mundo, conforme a las cifras del Foro Económico Mundial, sino que los japoneses tienen una deuda pública per cápita de $85,700, los irlandeses de $67,100.

Agregó en su argumentación que la diferencia es que estos países tienen una deuda externa mayor a sus Productos Internos Brutos, pero sus economías nacionales generan riquezas que les permiten capacidad de pago de sus acreencias, de lo cual carece Puerto Rico.

En cambio, acotó, el problema económico de Puerto Rico es uno estructural, sistémico, de una economía débil, cuyo desarrollo se ha detenido y no genera riqueza de donde obtener ingresos al fisco para pagar la deuda pública.

Manifestó que el gobierno no ha realizado estudio alguno que justifique las medidas de empobrecimiento que pretende aplicarle a la clase trabajadora del país, aunque, sin embargo, “los trabajadores sabemos, por experiencia propia, que el despido de trabajadores en el gobierno, la reducción de beneficios para empleados activos y jubilados, la congelación de los convenios colectivos y las llamadas medidas de austeridad que se nos han impuesto no han logrado tener impacto alguno en la decretada crisis fiscal y económica del País”.

“Ahora se quiere eliminar la Ley de Cierre cuando se ha probado hasta la saciedad que las modificaciones hechas antes a la misma no produjeron otro resultado que el mayor enriquecimiento de la clase patronal, sin ningún impacto positivo para la economía y mucho menos, para los trabajadores y nadie, hasta el presente, ha evidenciado que se hayan creado tan siquiera cien de los 25,000 nuevos empleos que supuestamente crearía”, sostuvo Guzmán López.

“Ante la realidad que enfrentamos los trabajadores y trabajadoras puertorriqueñas no podemos quedarnos cruzados de brazos. Los trabajadores, tanto los de la empresa privada, como los empleados públicos, tenemos que movilizarnos con efectividad para hacer patente nuestro más rotundo rechazo a todas estas medidas que, en forma alguna, van a resolver la grave situación de crisis que la insensatez de su clase política ha creado y que una vez más ha quedado evidenciada con esta apresurada adopción de las medidas que dictó la nefasta Junta de Control Fiscal”, fue el llamado a la acción de resistencia hecha por el dirigente obrero.

Guzmán López advirtió que mientras se exigen sacrificios a los trabajadores, no hay una cuota de sacrificio igual para el empresariado y el capital y hay que tener cuidado de que el resultado práctico termine siendo el cierre de empresas para abrir con otra identidad corporativa y contratar nuevos empleados bajo las condiciones de menos beneficios marginales de la reforma laboral, manipulando la prospectividad de las medidas incluidas que restan calidad a las condiciones de empleo, que redunda en menos calidad de vida en términos generales para los trabajadores.

“Los proyectos de reforma laboral más allá de empobrecer a la clase trabajadora y abrir aún más la válvula de escape del éxodo de puertorriqueños a Estados Unidos, no atiende realmente el problema económico estructural de Puerto Rico, y se sustenta en el mito de que incentivará la inversión y la creación de empleos, algo que está muy lejos de convertirse en una realidad. Los resultados de empobrecimiento de la clase trabajadora de esta llamada reforma laboral van a contrapelo de las necesidades de una economía de consumo como la que existe actualmente en Puerto Rico”, terminó indicando.