Una reforma contributiva en Puerto Rico tiene que significar más que la discusión sobre un nuevo impuesto al consumo para supuestamente capturar la evasión contributiva y la economía subterránea. Debe ser más que exenciones contributivas en el vacío. Distraernos en ver qué sectores se eximen del IVA y cuáles no es quedarse en las ramas y no ir a la raíz del problema.

Para transformar el sistema tributario hay que tener en cuenta que el modelo económico que ha servido de paradigma al país está ya agotado y obsoleto irremediablemente. De lo contrario, cualquier intento de reforma contributiva estaría destinada al fracaso.

La Unión General de Trabajadores (UGT) entiende que tiene que haber no únicamente una reforma contributiva, sino junto con ella, una transformación económica y, aunque se trate de soslayar, también política.

La deficiencia de que los recaudos al Fondo General apenas alcanzan en Puerto Rico el 9% del Producto Interno Bruto es un asunto que debe analizarse concienzudamente en cualquier propuesta de reforma contributiva y de un nuevo impuesto.

En otros países de economías desarrolladas esa relación entre recaudos del fisco y PIB promedia el 35%. En los países más competitivos del mundo, como los escandinavos, por ejemplo, esa relación alcanza el 60%.

¿Cuáles son las causas de que en Puerto Rico los recados al Fondo General alcancen únicamente el 9% del PIB? Esta es una interrogante que debe tenerse presente a la hora de estudiar cualquier propuesta de transformación contributiva. De lo contrario, cualquier cosa que se decida estará destinada al fracaso.

Por otro lado, en los más de 100 países en que se ha adoptado un IVA es práctica común que la tasa contributiva varíe de acuerdo a los bienes y servicios a los que se imponga ese impuesto, a manera de reducir, así, el efecto regresivo que, de todas maneras tendría esa tributación. No entendemos, aparte de la excusa acerca de dificultades en la fiscalización y administración de un IVA con tasas variables, por qué se insiste en un IVA con una tasa tributaria fija del 16’%.

Analizada a profundidad, de lo que se trata la propuesta que se ha hecho de transformación contributiva no es realmente una reforma, sino un aumento en las contribuciones, a pesar de las exenciones a ingresos contributivos propuestos a personas o parejas de ingresos de $40,000 y $80,000 anuales, respectivamente, y de la devolución estimada, muy baja, de una parte de lo pagado por concepto del IVA que se ha sugerido a los de ingresos de $35,000 o menos al año en ese proyecto de ley de transformación tributaria.

Toda ecuación contributiva que se haga de una familia de la clase trabajadora promedio, comparando el sistema tributario actual con el nuevo sistema que se propone, refleja que la clase trabajadora terminaría pagando más, a pesar de que ese sector de la población exento de deducciones sobre contribución sobre ingresos en el pago de nómina y que no tendrían que rendir planillas. Un tasa de 16% en el IVA tendría una regresión tan significativa que es imposible compensar con las exenciones contributivas y las devoluciones parciales de lo tributado por concepto del IVA. El estimado gubernamental de un 15% del ingreso personal o familiar para consumo de bienes y servicios resulta un engaño que encubre la mendacidad de las devoluciones de lo pagado en IVA.

Igualmente, no hay un plan definido sobre el uso por parte del Gobierno para el desarrollo económico del país de los $2,500 millones anuales adicionales que generaría este nuevo impuesto del IVA, que no sea para pagarle a los bonistas y seguir cogiendo prestado y endeudando más al pueblo de Puerto Rico.

La clase trabajadora y los pequeños comerciantes no aguantan un impuesto más.

Pretender pagar la deuda pública de Puerto Rico con más carga contributiva sobre las espaldas de la clase trabajadora y privatizando bienes pertenecientes al pueblo no puede ser una buena alternativa.

Los expertos que han examinado la Propuesta Transformación al Sistema Contributivo del Estado Libre Asociado de Puerto Rico señalan que, aún si se lograra recaudar los $2,500 millones, esa cifra no será suficiente para lograr la meta gubernamental.

Es más que evidente que la deuda del pueblo puertorriqueño no podrá pagarse en los términos que fue acordada con los bonistas. Cada uno de los esfuerzos realizados hasta el presente se ha mostrado insuficiente para resolver definitivamente el problema y su implantación ha tenido un efecto negativo sobre nuestra economía que lleva más de una década en recesión.

En la Reforma Contributiva propuesta no se han realizado cambios en los decretos de exenciones aprobados a las grandes industrias y las megatiendas, se expanden los beneficios al capital y se garantizan condiciones de privilegio. Ante esta realidad seremos, a fin de cuentas, los asalariados los que terminaremos aportando los fondos adicionales que se pretenden recaudar.

Por otro lado, el Gobierno no ha hecho expresión alguna sobre la necesidad de reestructurar la deuda, reducir los gastos del gobierno sin sacrificar los servicios que se le prestan al pueblo y desarrollar un proyecto de país donde se reactive la economía enfatizando en industrias, comercios y servicios de capital puertorriqueño.

Para la UGT un IVA del orden de un 16% como propone el Gobierno es totalmente inaceptable. No importa desde qué perspectiva se mire, dicho impuesto impactará definitivamente la calidad de vida de los trabajadores y no tenemos la menor duda de que abrirá, aún más, la brecha entre los sectores más ricos y los más pobres de la sociedad puertorriqueña.

Si las razones antes expuestas no fueran suficientes para rechazar el propuesto IVA, la privatización que se establece en la ley para la administración y recaudos del nuevo tributo es razón suficiente para que el mismo no cuente con nuestro endoso. El pueblo puertorriqueño y los trabajadores que representamos en el Departamento de Hacienda no se merecen que se siga insistiendo en modelos que no tan solo han fracasado, sino que han tenido un gran costo económico para el país.

Basta ya de ensayar proyectos de la misma naturaleza que han llevado a Puerto Rico a la encerrona fiscal en que hoy se encuentra. Vamos a buscar alternativas que no continúen penalizando a la clase trabajadora. El IVA, dentro del marco del sistema contributivo propuesto, no es alternativa.