Una vez más Joaquín Rodríguez, presidente de la corporación HIMA- San Pablo, se burla de los trabajadores negándose a pagarnos el Bono de Navidad.  Al igual que lo hizo el pasado año, el flamante presidente corporativo pretende continuar aumentando ilegalmente su cuenta bancaria, intentando violentar impunemente el Convenio Colectivo vigente.

Lo que añade insulto al agravio es la pretensión de los representantes del Sr. Joaquín Rodríguez de hacernos creer que la responsabilidad por el incumplimiento patronal es de la Unión.  Esta es la misma bola que echaron a correr el año pasado cuando también intentaron que la regalía que pretendían hacer pasar como “bono” no nos fue entregada porque la Unión la rechazó.

Saben muy bien el Sr. Joaquín Rodríguez y su gerencia que el Departamento del Trabajo ha sido meridianamente claro al señalarle que “puede dejar de pagarle a la gerencia el Bono de Navidad, pero debe honrar el Convenio Colectivo que prevalece entre la Unión y el hospital”.

Esta misma directriz es la que prevalece este año. Si el Sr. Joaquín Rodríguez pretende salirse con la suya, deseamos informarle que una vez más estaremos radicando el reclamo   Legal correspondiente, sumándolo al del año pasado. Mediante este procedimiento estaremos garantizando que, en el momento en que se dilucide la misma, cada trabajador recibirá la bonificación que le corresponde.

Es muy probable que, una vez más, el Sr. Joaquín Rodríguez active su pelotón de abogados para intentar incumplir su responsabilidad patronal.  Una vez más le anticipamos que, más temprano que tarde, tendrán que pagarnos nuestros Bonos de Navidad como lo establece la ley y nuestro Convenio Colectivo, haciéndonos justicia a los trabajadores que hacemos posible la operación de sus hospitales.

En HIMA-Cupey el Sr. Joaquín Rodríguez botó la bola y rompió el bate. El mismo día que debió cumplir con su responsabilidad de pagar el Bono de Navidad una Batucada y un almuerzo nos fue ofrecido como obsequio. Es como si pretendiera que nosotros cambiáramos nuestros derechos por un plato de comida y olvidáramos el asunto en la política de baile, baraja y botella.